Espiritualidad

Creemos en un Dios que es todo Amor y que nos invita a sellar una Alianza con Él. Así, nuestra historia puede convertirse en una historia sagrada, en el momento en que dejamos que el Señor irrumpa en ella. Este misterio es fuente y proyección de nuestra espiritualidad y vocación misionera, porque el Amor que hemos experimentado por medio de la Alianza, es el que queremos anunciar y regalar al mundo. En la fuerza de esta Alianza partimos en misión y la sostenemos por medio de 4 pilares espirituales:

Alabanza

Los misioneros somos instrumentos que tratan de llevar a cabo una obra de Dios. Por medio de la alabanza nos vaciamos de nosotros mismos, y todo nuestro ser corporal y espiritual se abre al amor de Dios. Le colocamos a Él en el centro de nuestra vida y misión, y ponemos en sus manos toda nuestra fragilidad y limitación. Alabamos en el espíritu del Magníficat, de la mano de la gran misionera, cuya vida fue una continua alabanza. Ella nos sumerge, a través de este pilar espiritual, en una Alianza de Amor con Dios Padre, a quien se elevan, en último término, todas las alabanzas.

 

Palabra

Nos preguntamos constantemente lo que el Señor quiere decirnos a partir de su Palabra, de forma personal y aterrizada a nuestras vidas, y tratamos de responder siempre a su llamado. De esta manera comenzamos a entablar un diálogo y a tener una relación personal con Él, y descubrimos el amor infinito que el Padre tiene por cada uno de nosotros. Es ese Amor el que nos impulsa a anunciar a otros con entusiasmo la Buena Nueva. Lo hacemos de la mano de María, quien siempre guardó y meditó la Palabra del Señor en la profundidad de su corazón. Ella nos sumerge, a través de este pilar espiritual, en una Alianza de Amor con Cristo, Palabra hecha carne entre nosotros.

Vida

Creemos en la Divina Providencia que sale a nuestro encuentro cada día, que nos guía con amor y sabiduría, y requiere de nuestra libre cooperación para construir con nosotros. Esto traduce en una actitud providencialista que nos permite estar en constante búsqueda de la voluntad de Dios, nos da una confianza ciega en los momentos de oscuridad, y nos impulsa con audacia hacia los grandes desafíos de la misión. María es para nosotros testimonio perfecto de una vida entregada a la Voluntad del Padre: su Fiat sigue siendo una respuesta a los signos de los tiempos y a la historia de Salvación. Ella nos sumerge, a través de este pilar espiritual, en una Alianza de Amor con el Espíritu Santo, “Dador de Vida”.

 

Contemplación

El espíritu contemplativo nos hace estar presente en el aquí y en el ahora, nos lleva a la comunión con Dios y a caminar en su presencia, y nos ayuda a que todo lo que hagamos esté traspasado por su amor. Por medio de la oración contemplativa cedemos toda la iniciativa al Señor, y nos ponemos completamente a su disposición, para que nos utilice como instrumentos misioneros. Solo desde la comunión con Él podremos ser fecundos en la misión, y regalar su amor a los más necesitados. María es para nosotros, ideal de una vida contemplativa en la misión. Ella nos sumerge, a través de este pilar espiritual, en una Alianza de Amor con el Dios Uno y Trino, “comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo”.

 

Comunidad en Misión | Espiritualidad